jueves, 13 de diciembre de 2012

     En el mundo, toda obra se considera lograda en la medida en que hace realidad de forma perfecta la idea que está representando, es decir, lo que debe ser contemplándolo desde su sentido interior. Ya se trate de una pintura o de un sistema filosófico, de una casa o de una organización, de una fábrica o de una creación técnica, todas y cada una de ellas logran y toman forma en función de su correspondencia con el sentido que en sí encierran, tanto en cada uno de sus aspectos como entre todas sus partes.

Y ello es igualmente aplicable a la obra interior. También el hombre es una forma de vida que, en cuanto obra, no será ni tendrá consistencia sino en la medida enque realice, en su unidad y en la estructura de todas sus fuerzas, lo que en el fondo de sí mismo es y debiera ser con respecto a su Ser esencial. Pero en el fondo ¿qué es el ser humano, cuál es su vocación fundamental?
En su ser esencial, el ser humano es un aspecto del SER divino que, en él y por él, quisiera revelarse en este mundo en una forma determinada de vida. (...)
El Ser esencial del hombre es la forma en que él participa en el SER; es la manera en que el Ser tiende a manifestarse en el mundo a través de cada ser humano. En el mundo, no es una "interioridad espiritual" desviada del mundo, sino en el seno de la existencia espacio-temporal. El devenir del hombre se va operando en el marco de su suerte existencial y en su acatamiento a la tarea emprendida, por lo tanto en el eje de la actividad cotidiana.

La vocación del hombre es la de dar testimonio del SER a la manera que le es propia. A su manera, es decir, con plena conciencia y en toda libertad.



Cuando el ser humano despierta a la llamada de su Ser esencial, sin poder esquivarla, se encontrará inevitablemente hostigado por la contradicción entre, de una parte: las necesidades, las tareas, las tentaciones de su existencia, y de otra: la llamada interior.
El mundo reclama sus derechos, desoyendo la voz del interior; el Ser reclama los suyos, desatendiendo las exigencias de la existencia. Pero nuestra condición existencial y nuestra pertenencia a un SER supra-existencial no son sino los dos polos de un solo Sí-mismo, que tiende a hacerse realidad en el ser humano. En ese Sí-mismo quisiera manifestarse y realizarse la unidad de la vida.

Se trata, pues, de lograr un estado de ser en el que nos vayamos haciendo cada vez más obedientes y abiertos a la voz y a la vocación del Ser esencial, a la vez que aptos para manifestarle y hacerle eficaz en el seno de la vida y en el de nuestra obra en el mundo. Esto significa: vivir lo cotidiano como ejercicio, es decir, no como entrenamiento a una eficacia existencial, sino como ejercicio interior.

(Karlfried  Dürckheim, "Práctica del camino interior", lo cotidiano como ejercicio,
Ediciones Mensajero SA, 3º ed. 1994, Bilbao)

martes, 11 de septiembre de 2012

"El triple carácter del Ser Esencial - plenitud creadora, ley ordenadora y unidad totalizante-, que se ha traducido en todas las religiones en forma de tríadas, de Santas Trinidades, se revela a todo aquello que vive como Fuerza de Vida, como necesidad de encarnarse en una forma propia, como movimiento hacia la totalidad universal. Este triple aspecto del Ser Esencial vive en cada ser humano en forma de nostalgia, esperanza y promesa. Lo que toca es alegría, gracia divina bienechora. Lo que se le resiste es triteza, fuerza oscura..."
"El mundo nos incita a hablar y actuar sin cesar. El Ser Esencial exige que, en el silencio, nos abandonemos a su acción sin actuar nosotros. El mundo nos fuerza a pensar en nuestra seguridad. El Ser Esencial da ánimo para afrontar constantemente nuevos riesgos"

"Para aquel que se encuentra en Camino, toda acción, toda obra, en cualquier circunstancia que sea, puede convertirse en ocasión de "hacer girar la rueda de la metamorfosis" y de cumplir sus cinco estapas:
  • la toma de conciencia de nuestras falsas actitudes,
  • el "soltar la presa",
  • la unión con el "fondo" en un total abandono de sí mismo,
  • el acoger y aceptar la imagen esencial
  • y la manifestación mediante la acción acertada"
KARLFRIED GRAF DURCKHEIM, "Camino de Vida", Ed. Grafos, Barcelona, 1999


lunes, 16 de julio de 2012

"... Desde el momento en que el Espíritu Santo habla por la belleza como "ha hablado por los profetas", "la salvación por la belleza" ya no es el principio autónomo del arte sino una fórmula religiosa: "El Espíritu Santo es una comprensión inmediata de la belleza, la conciencia profética de la armonía".

De Jesús se puede decir: "eres el más bello de los hijos de los hombres, en tus labios se derrama la gracia (Salmo 45, 3). Pero el día en que los hombres mataron la belleza en el rostro del Dios-Hombre (Is. 53,4-5), ahondaron su propia decadencia.


A partir de ese momento, sobre todo, la belleza no es una mera estética, sino una silenciosa categoría del alma, un recurso sólo disponible para quienes "despiertan", y despiertan del todo.

El valor del árbol en invierno no radica en sus hojas o en sus flores, sino en su función de laboratorio silencioso; en su retirada dentro de sí. Nuestra silenciosa evolución actual es también una retirada o interiorización en la que abandonamos nuestras inquietudes externas para dirigirnos a las de nuestras raíces.

Cuando el orante, en su aparente in-apariencia, se sumerge en "mundos ocultos y silenciosos", ni se aleja ni se abstrae; simplemente contempla la raíz de donde aún puede brotar la salvación en forma de armonía, de belleza, de "Kosmos".


Al mundo actual le puede resultar beneficioso seguir el consejo siguiente; aparentemente absurdo: "No busques la Verdad, tan sólo deja de tener una opinión".

Aprende a mirar en silencio. Mira en silencio, hasta que tu mirada silenciosa sea un signo religioso y una oportunidad para ser transformado por la Belleza, que se reflejará en tu rostro en forma de Verdad; y la Verdad, en forma de Belleza.

La oración, más allá de los métodos, donde el hombre comienza a perder la seguridad de sus propios recursos arrogantes, es la gran oportunidad.

Aprende a orar "otra vez". Y progresa... Te harás bellamente sencillo y esencial, sin la pretensión de tus verdades y sin la arrogancia de tus opiniones, insoportables mecanismos de defensa contra la profundidad de Dios.


"Contempladlo y quedaréis radiantes"

Tomado de N. CABALLERO cmf.; Para formar orantes II. Cara a cara con la Verdad y la Belleza. Madrid, Publicaciones Claretiana, 1991. p.331

Nota: Cristo Crucificado de Giunta Pisano, pintado por mano de la Prof. Natalia Gorkachov, Taller Santa Sofía. Bs. As. 2011