martes, 21 de marzo de 2017

EL AYUNO DE LOS OJOS


En el alternarse de sus estaciones, el arte del Oriente cristiano afirma su vocación originaria. Es rechazada la perspectiva empírica; el mundo de las apariencias no es el mundo "verdadero". 

Retomando la formulación de Vladimir Soloviev "todo aquello que vemos no es más que el reflejo, la sombra de lo que resulta invisible a nuestros ojos". 

La imagen es llamada a penetrar lo invisible. A través de las vías de la ascética y de la oración el pintor es penetrado por "el ayuno de los ojos". La vista santificada deviene en visión. La tradición icónica se cristaliza en tipologías definidas pero elaboradas de diversa forma en las numerosas escuelas iconográficas. La libertad y la creatividad obedecen a criterios monásticos. Aun conservando la unicidad de su Tradición, el icono conoce continuas innovaciones: en esto consisten su enigma, su fuerza y su inagotable riqueza. 



Lo abstracto marca el paso sobre lo concreto; cada dramatización es absorbida. Los hombres son "ángeles terrestres". Todo es luz, calma, júbilo, paz y amor. "Un mundo nuevo y homogéneo" reemplaza al mundo decaído. La imagen desvela "el tabernáculo de Dios entre los hombres" (Act 21, 3): "Asamblea de dioses alrededor de Dios, criaturas bellas que forman una corona alrededor de la Belleza suprema" (Nicolás Cabasilas)."¿A quién, pues, compararéis a Dios y a qué imagen haréis que se le asemeje?" pregunta el libro de Isaías (40, 18). Durante siglos la Iglesia Ortodoxa ha cantado una belleza litúrgica y sacramental. En esta creación Dios sigue siendo el primer Creador, Padre y Maestro. 






Es el primer artista: "Oh hombre -escribe san Ireneo de Lyon- no eres tú quien hace a Dios sino Dios que te hace a ti. Si eres entonces obra de Dios, espera la mano de tu artífice, que hace todas las cosas en el tiempo adecuado. Preséntale tu corazón suave y maleable, conserva la forma que te ha dado el Artista, habiendo en ti el Agua que viene de Él para no rechazar. 
Volviéndote duro, la huella de sus dedos. Conservando esta conformación, subirás a la perfección, porque la arcilla que hay en ti será ocultada por el arte de Dios. Su mano que ha creado tu sustancia te revestirá por dentro y por fuera de oro puro y de plata y te adornará tan bien que el Rey mismo se prendará de tu belleza". Al servicio del Artista, los artistas son "tesaurofilacos", guardianes inspirados del tesoro divino. Pintores de frescos, iconógrafos o miniaturistas, todos ellos celebran la Belleza de un mundo en Cristo.



Más allá de los cambios históricos y de las oposiciones geográficas, la imagen multiplica sus rostros epifánicos. "Belleza divina", "canal de gracia", "ventana a la eternidad", el icono deja una luz: imagen de una tierra inferior, de un Reino a tener siempre en el corazón.




(Extracto tomado de PAUL EVDOKIMOV, "El Arte del Icono")

3 comentarios:

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  3. Rene Locascio-Theuret17 de agosto de 2017, 6:57

    En el icono encuentro una llamada a encontrarme con DIOS

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