lunes, 24 de agosto de 2020

El anuncio del Angel a San José

 

Este diseño fue a pedido de una de mis alumnas del Taller. Le agradezco la iniciativa, la sugerencia del tema, su visión de la escena...  como si la imagen quisiera narrar la negación de José al descanso y como si el sueño le tomara distraído, aún en medio de la reflexión sentado, pensando entonces qué decisión sería la más sabia... 

Dios no se deja esperar y San Gabriel es el signo de la Providencia de Dios, le ayuda dándole certezas de que María ha dado su consentimiento a los Planes de Salvación de Dios, el Mesías viene en camino y necesita un padre. Ambos, la Madre y el Niño necesitan una familia y después de este sueño, José se hará cargo de ellos. Será el esposo y el padre, será el servidor de Dios, hombre de fe, honesto, íntegro. Varón consagrado a Dios y a su Proyecto, capaz de dejar los suyos personales y, respetando la intervención de Dios sobre María, emprende con ella la senda de la virginidad, realizando su vida desde una sexualidad más amplia e integrada.

El sueño de José es el comienzo de un despertar a una vida diferente de la proyectada, luego vendrá el camino a Belén, y la huida a Egipto, el anonimato en el trabajo del taller, la educación de Jesús... y el amor realizándose en la convivencia desinteresada, en el compartir generoso, en el servicio a través de su trabajo... 

Enséñanos José:

Cómo se es “no protagonista”;

Cómo se avanza, sin pisotear;

Cómo se colabora, sin imponerse;

Cómo se ama, sin reclamar.

 

Dinos José:

Cómo se vive, siendo “número dos”;

Cómo se hacen cosas fenomenales,

desde un segundo puesto.

 

Explícanos José:

Cómo se es grande, sin exhibirse;

Cómo se lucha sin aplauso;

Cómo se avanza, sin publicidad;

Cómo se persevera y se muere, sin

Esperar un homenaje.


sábado, 12 de octubre de 2019

VIRGEN DE LAS TRES MANOS

Esta advocación evoca una curiosa leyenda. San Juan Damasceno (640-754) era funcionario del califa de Damasco. Cristiano árabe, se opone a las pretensiones de los emperadores iconoclastas. Al advenimiento del califa Abd-el-Mali, Juan se retira al monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén. Allí se consagra a la oración y a la elaboración de su obra teológica.
En aquel momento se sitúa la leyenda que cuenta el origen de nuestro icono. El emperador León delata a Juan ante el califa como un traidor que ha entregado los planos de la ciudad al enemigo. El califa manda cortar la mano que había diseñado el plano de la ciudad. Juan, lleno de angustia, presenta la mano cortada a la imagen de la Madre de Dios. Al momento sintió la voz de la Virgen que le prometió la curación.

A la mañana siguiente la mano estaba de nuevo en su sitio. El califa, sintiéndose engañado, quiso restituir a Juan en sus funciones, pero él rehusó, porque había decidido consagrar su vida a la Madre de Dios. Dejó Damasco, llevando consigo el icono, y se hizo monje en el monasterio de San Sabas.
El icono permaneció en el monasterio hasta el siglo XIII. San Juan Damasceno, como signo de agradecimiento, había fijado sobre la parte baja del icono una mano de plata. Más tarde, en las copias, esta mano viene ya pintada. Este icono es uno de los más célebres en la Iglesia greco-ortodoxa y atrae a numerosos peregrinos.
Dice la leyenda que durante la invasión turca, los ortodoxos, temiendo la profanación por parte de los musulmanes, sacaron el icono del monasterio de San Sabas, lo cargaron a lomos de un asno y dejaron partir al animal sin guía alguna. El asno prosiguió solo su camino y llegó tras un largo periplo al Monte Athos.

fuente: Catholic.net, de Fuente: OremosJuntos.com 

sábado, 14 de septiembre de 2019

"No me cansaré de repetir que las obras de Dios no se empiezan, ni se consolidan, ni se terminan más que al pie de la cruz. Nuestro Señor quiere que le sigamos hasta el Calvario, para hacernos partícipes de la obra de la Redención. Si encuentran penas... y mil dificultades, no se quejen, sufran en silencio, con paciencia..." 
(Santa María Eufrasia, Conferencias).



"Te contemplo y adoro, oh Jesús en tu agonía y muerte en la cruz. Adoro cuanto tuvo lugar en ti en el último instante de tu vida; tus últimos pensamientos, palabras, acciones, sufrimientos... Te ofrezco mi muerte y el último instante de mi vida en honor de tu muerte y de tu último instante de vida. Bendice mi muerte y santifícala con la tuya; únela a tu muerte. Que sea un acto de purísimo y perfectísimo amor a tí." 
(San Juan Eudes, Vida y Reino de Jesús)
(*) icono de la Cruxifición: angelo.iconos.




Vista de la cruz celta desde el taller en la Comunidad Buen Pastor Bs As

(Av. Caseros y Jujuy - B Parque Patricios).